Por Pbro. Paulo Anglada
Uno
de los más importantes presupuestos cristológicos que guían la hermenéutica reformada es el
carácter cristocentrico de las Escrituras. La corriente reformada de
interpretación bíblica es casi unánime en enfatizar este hecho. Representantes
de la escuela de Antioquia, de los padres occidentales, de la escuela
Victorina, de los pre-reformadores, de los humanistas cristianos y,
especialmente, los propios reformadores resaltan la importancia de este
concepto para la interpretación bíblica. La escuela de Antioquia interpreta los textos
cristológicos del Antiguo Testamento a través de una tipología que se basa en
identificar los patrones regulares que existen entre personas y eventos
históricos. Para Agustín, el canon bíblico debe abordarse como una unidad
cristocentrica. Nicolás de Lyra defendió que los salmos no necesitan ser
interpretados alegóricamente para hacer referencia a Cristo. Erasmo interpretó
las Escrituras basado en su concepto de Scopus[1]
Cristi, afirmando que toda la Escritura hace referencia a Cristo. Para
Lutero, el Antiguo Testamento presenta a Cristo, y nadie puede interpretarlo
correctamente si no tiene a Cristo ante él, pues Él es la persona de quien se
habla y la llave para su interpretación. Para Calvino, Cristo es la substancia,
el objetivo y esencia de la revelación bíblica, y solo es posible comprender
las Escrituras, si se leen “con el propósito de encontrar a Cristo en ellas”.
El
concepto reformado de un canon cristocentrico sostiene que Cristo es el
cumplimiento de la historia, promesas, profecías y tipos del Antiguo
Testamento. El Nuevo Testamento enseña que todas las promesas de Dios tienen en
Cristo el “si” y el “amen” (2 Cor. 1: 20) y que todas las Escrituras hablan
sobre Él (Lc. 24: 27), no pudiendo, por lo tanto, ser interpretadas debidamente
sin su relación histórica con la obra redentora centrada en Cristo. Por otro
lado, Sidney Gridanus alerta (con relación a la predicación, aunque también se
aplica a la interpretación): que no se debe confundir la interpretación
cristocentrica con la interpretación “Jesuscentrica”. No es necesario que cada
texto bíblico sea relacionado con el nacimiento, vida, muerte y resurrección de
Jesus. Cristo es el Verbo eterno de Dios, la segunda persona de la trinidad.
Por esta razón, la interpretación teocéntrica ya es, en sí misma,
cristocentrica. Cristo es el agente de la creación y la providencia, así como
el mediador del pacto de gracia.
El
resultado hermenéutico, del pensamiento reformado cristocentrico de las
Escrituras, es que cualquier pasaje bíblico es interpretado de manera apropiada
solo si su aspecto histórico está relacionado con las obras de creación,
providencia y redención centradas en Cristo. Cuando un intérprete reformado se
aproxima a un pasaje bíblico, sea del Antiguo o Nuevo Testamento, siempre trata
de reflexionar sobre la relación que este tiene con Cristo, su persona y obra,
investigando que lugar tiene el pasaje en la historia de la redención que tiene
como centro a Cristo.
Introducción a la Hermenéutica
Reformada, Pag.14-126
Traducido al español: Lenin MDS
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