La Predestinacion XI

PREDESTINACION


Autor: Luis Berkhof
Libro: Teología Sistemática


B) Las Características de la elección. Las características de la elección son idénticas con la de los decretos en general. El decreto de elección; (1). Es una expresión de la soberana voluntad de Dios, es decir, de su divino beneplácito.

Esto entre otras cosas significa que Cristo como mediador no es la causa impelente, moviente, o meritoria de la elección, como algunos han afirmado.

El puede ser llamado la causa mediata de la realización de la elección y la causa meritoria de la Salvación para la cual los creyentes fueron elegidos; pero no es Él la causa meritoria, ni el móvil de la elección misma. Esto es imposible puesto que Él mismo es objeto de predestinación y elección, y por que cuando tomó sobre si su trabajo mediatorio con el consejo de redención ya había un número fijo que le iba a ser dado. La elección precede lógicamente al plan de paz. El amor electivo de Dios precede al envío de su hijo, Jn. 3:16; Rom. 5:8; 2 Tim. 1:9; 1 Juan 4:9. Al decir que el decreto de elección se originó en el beneplácito divino, se excluye también la idea de que se determine por algo que haya en el hombre, por ejemplo, fe, o buenas obras vistas de antemano. Rom. 9:11; 2 Tim. 1:9. (2). Es inmutable y por tanto hace que la Salvación de los elegidos sea segura.


Por su propia eficiencia Dios hace efectivo el decreto de elección mediante la obra salvadora que Él cumple perfectamente en Jesucristo. Tiene Dios el propósito de que determinados individuos crean y perseveren hasta el fin, y Él asegura este resultado mediante el trabajo objetivo de Cristo y las operaciones subjetivas del Espíritu Santo, Rom. 8:29 y 30; 11:29; 2 Tim. 2:9. La elección es el fundamento firme de Dios que permanezca teniendo este sello: el señor conoce los que son suyos. Esto hace que la elección sea fuente de abundante consuelo para todos los creyentes. La salvación no depende de su insegura obediencia, antes bien, está garantizada por el inmutable propósito de Dios.(3). Es eterno es decir, viene desde la eternidad. La elección divina jamás debería identificarse con alguna elección temporal, sea para el goce de la gracia especial de Dios en esta vida, para privilegios especiales o servicio de responsabilidad, o para herencia de la gloria que ha de venir; sino que debe considerarse como eterna, Rom. 8:29; efesios 1:4 y 5. (4). Es incondicional. No depende en ninguna manera de fe o buenas obras preconocidas en el hombre, como enseñan los Arminianos,; sino exclusivamente del soberano beneplácito de Dios quien también es el originador de la fe y las buenas obras Rom. 9:11; Hech. 13:48; 2 Tim. 1:9 y 1 de Pedro 1:2. Puesto que todos los hombres son pecadores y han malogrado las bendiciones de Dios, no existe base en ellos para hacer diferencia entre uno y otros, y puesto que aun la fe y las buenas obras de los creyentes son el fruto de la gracia de Dios Efec. 2:8-10; 2 Tim. 2:21, aun estando como previstas no podrían proporcionar una base tal.

bY LeMS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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