Los Decretos de Dios III

 Son libres

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Esto incluye tres ideas:

1. Son decisiones racionales, basadas en razones suficientes. Esto se opone a la doctrina de la necesidad, que supone que Dios actúa por una mera necesidad natural, y que todo lo que acontece se debe a la ley del desarrollo o de la manifestación propia del divino ser.

Esto reduce a Dios a una mera natura naturans o vis formativa, actuando sin designio. La verdadera doctrina se opone asimismo a la idea de que la única causa de los acontecimientos es una fuerza intelectual análoga al instinto de animales irracionales. Los actos ejecutados bajo la conducción de los instintos no son actos libres, porque la libertad es una libentia racionalis, esto es, una espontaneidad determinada por la razón. Por ello, se involucra en la idea de Dios como ser racional y personal que sus decretos sean libres.

Él era libre de crear o de no crear; de crear un mundo como el presente, u otro meramente diferente. El es libre de actuar o de no actuar, y cuando se lo propone no se debe a una necesidad ciega, sino según el consejo de su propia voluntad.

2. Nuestros propósitos son libres, incluso cuando son formados bajo la  influencia de otras mentes. Se nos puede persuadir, o llevar mediante razonamientos, a tomar ciertos cursos de acción, o se nos puede inducir a formar nuestros designios en consideración a los deseos o intereses de otros. Dios está infinitamente exaltado por encima de cualquier influencia externa. «¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿O quién fue su consejero?» (Ro 11 :34). «He aquí que Dios es excelso en su poder; qué enseñador será semejante a él? ¿Quién le ha prescrito su camino?» (Job 36:22, 23). «¿Quién escudriñó el Espíritu de Jehová, ale aconsejó enseñándole? ¿Con quién le aconsejó, y quién le instruyó, y le enseño el camino de la justicia, y le enseño conocimiento y le mostró la senda de la prudencia?» (Is 40:13, 14). «¿Quién conoció la mente del Señor, para que pueda instruirle (1 Co 2:16). Dios adoptó el plan del universo sobre la base de su beneplácito, para su propia gloria, y cada parte subordinada del mismo con referencia al todo. Sus decretos son libres, por ello, en un sentido mucho más elevado que aquel en que los propósitos ordinarios de los hombres son libres. Fueron formados puramente en el consejo de su propia voluntad. Él se propone y hace lo que le parece bien delante de sus ojos.

3. Los decretos de Dios son libres en el sentido de ser absolutos o soberanos. El significado de esta proposición es expresado negativamente diciendo que los decretos de Dios en ningún caso son condicionales. El acontecimiento decretado es suspendido sobre una condición, pero el propósito de Dios no lo es. Es inconsecuente con la naturaleza de Dios asumir expectativa o indecisión por su parte. Si Él no ha determinado de manera absoluta lo que debe ocurrir, sino que espera hasta que se cumpla o no una condición indeterminada, entonces sus decretos no pueden ser ni eternos ni inmutables. ... La Escritura, por tanto, enseña que Él hace todo lo que le place (Sal 115:3). El hace su beneplácito en la hueste celestial y entre los moradores, de la tierra (Dn 4:35; Sal 135:6).

Todas las cosas son de Él, por medio de Él y para Él (Ro 11:36). Se enseña de manera expresa que tos propósitos de Dios, incluso en cuanto al destino futuro de los hombres, está basado en su beneplácito. Por cuanto todos pecaron, y quedaron destituidos de la gloria de Dios, El tiene misericordia de quien tiene misericordia. No es según nuestras obras, sino por su gracia que nos salva. Es de Él que estamos en Cristo Jesús, para que el que se gloria se glorié en Jehová (Mt 11 :26; Ro 8:29,30; 9:15-18; Ef 1:5, etc., etc.)


Charles Hodge
Teología Sistemática

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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