La Antitesis

……básicamente la antítesis es tan absoluta en la cultura como lo es en la esfera de la religión, pues cultura es simplemente el servicio a Dios en nuestras vidas; es religión exteriorizada. Aquí el gran peligro amenaza otra vez, el de separar nuestras convicciones religiosas de nuestra expresión cultural de religión Y este es el gran divorcio fatal del cual la iglesia ha sufrido por tanto y por largo tiempo.

La tesis es que si cuando los Cristianos, individualmente y como comunidad, afirman el reinado de Jesucristo en el mundo (este presente mundo malo, alienado de Dios el Padre), el mundo no meramente se opondrá a tal confesión sino que odiará a aquellos que hacen esta confesión y les perseguirá de variadas maneras. Naturalmente, no estoy diciendo que una pura perorata Cristiana inofensiva que proclame un programa de beneficencia social y, al final, proclame también la salvación para todos, vaya a ser odiada. Pues ningún hombre odió jamás a su propia carne, y el mundo reconoce a los suyos. Pero los ver-daderos hijos de Dios, debido a que condenaron las obras del mundo, han sido odiados y perseguidos desde el tiempo de Abel y Daniel hasta hoy. El odio no siempre se expresa en el acto abierto del asesinato, el foso de los leones, o el puño cerrado de los Nazis y sus campos de concentración. Hay una forma de odio más sutil, y quizá, al fin más destructiva que se expresa al ignorar al discípulo de Cristo. La cultura moderna no toma en cuenta las afirmaciones Cristianas; en el mejor de los casos el cristiano recibe una mirada de lástima. Esto es odio refinado, culturizado, y es diabólico. El odio silencioso del mundo contra el Cristo de Dios, que llega a expresarse en el concepto de neutralidad tal y como se aplica en el campo de la educación, las artes, las relaciones laborales, el periodismo, etc., es el más destructivo de todos y el más difícil de combatir, puesto que la oposición se encoge de hombros y afirma la neutralidad como su asilo de tolerancia. Y muchos creyentes todavía sucumben a las seducciones del enemigo, cuando este se pone el camuflaje de la neutralidad. Pues suena tan justo darle a todo hombre una oportunidad sobre una base igualitaria; a muchos les parece un verdadero signo de tolerancia si uno no comienza a partir de un prejuicio religioso. ¿Y para qué predisponer el caso? ¿Por qué hacer enemigos innecesariamente? ¿Quién soy yo como para pensar de mí mismo como alguien que tiene un ―rincón‖ en la verdad? ¡Qué orgullo Farisaico insufrible es este! Y con más de tal sofismo satánico el discípulo de Cristo es finalmente silenciado y empujado a su fortaleza de la salvación del alma, dejándole el dominio total de la cultura al ―mundo.

[Henry R. Van Til, El Concepto Calvinista de la Cultura, Pág. 307-308]



Soli Deo Gloria
 bY LeMDS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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