Sombras de Cristo: La Peña en el Desierto

Quizás muchos de ustedes se estén preguntando porque estoy buscando a Cristo en pasajes del Antiguo Testamento. Bueno, primero porque Cristo dijo que todo el Antiguo Testamento se refería a Él y a su obran (Lucas 24: 27), y segundo, porque veremos en esta pequeña serie que Cristo fue profetizado en sombras en todas las Escrituras.

Pero, es que podemos encontrar a Cristo en el libro de Exodo? Pues, en el capítulo 17 leemos lo siguiente,

1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. 2 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? 3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? 4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán. 5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. 6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. 7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?”

En este pasaje vemos al pueblo de Israel en el desierto. En una descripción típica de los hombres, la Biblia nos habla aquí de la terquedad y de la falta de fe del hombre natural. El pueblo hebreo no aprendió de la misericordia de Dios al darles de comer maná en el desierto (Exodo 16). Dios, en su misericordia, le dio a Su pueblo alimento espiritual, pero Su pueblo no fue satisfecho. Esto revela el perverso corazón del hombre.

En este capítulo, vemos al pueblo saliendo del desierto de Sin hacia Refidim. Israel acampa en ese punto y ahora altercan con Moisés, no por alimento, sino por agua. El pueblo, no contento con los milagros que habían obtenido de Dios, se rebelan en contra del líder que Dios les había dado, y dudaban de sus intenciones al llevarlos por el desierto. Preferían volver a ser esclavos, que ser libertados por Dios.

Vemos a Moisés llevando el caso a Dios, deseando castigar a todo el pueblo por su rebelión contra Jehová. Moisés apela a Dios, quizás con el deseo de que Dios haga justicia en ese momento en contra de ese pueblo infiel. Pero vemos a Dios darle a Moisés una extraña orden. Dios le dice, “Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo.” Porqué extraña? En lugar de descargar Su ira sobre ese pueblo rebelde y terco, Dios muestra Su misericordia. Dios le dice a Moisés que desea darle de beber a Su pueblo. Pero, en lugar de darle permiso a Moisés para castigar a los hombres rebeldes, Dios le dice que golpee la peña. Es decir, Dios le estaba ordenando a Moisés que en lugar de castigar a Israel, golpeara y castigara a la peña. Pero, lo más impactante es que Dios le dice, ” yo estaré delante de ti allí sobre la peña.” Dios estaría sobre la peña que iba a ser golpeada por Moisés. El Señor recibiríael castigo que debió recibir el pueblo de Israel. Dios estaría sobre la peña en sustitución de Su pueblo. No es esto impactante?

Moisés, entonces, toma su vara y golpeó la peña y de ella salieron aguas vivas que dieron de beber al pueblo de Israel. Ahora, les pregunto: qué fue lo que Cristo hizo? No estuvo en la cruz en lugar de Su pueblo para ser castigado por las rebeliones de éste? No fue Cristo muerto en sustitución de Israel? Qu’e leemos en Isaías 53,

“ 4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

Esta es la expiación sustitucionaria de Cristo por la Iglesia en la cruz. Dios estuvo en lugar de Israel sobre la peña, para recibir el castigo que este pueblo merecía por sus rebeliones. De la misma manera Cristo estuvo sobre la cruz, en sustitución de Su pueblo, para cargar sus pecados y recibir el castigo que la iglesia merecía. Esta es la bella historia de la redención, la cual es clara tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

En 1 Corintios 10 leemos,

“1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube,(A) y todos pasaron el mar; 2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.”

En el NUevo Testamento vemos que esa peña era Cristo. Cristo estaba sobre la peña, esperando ser castigado por Moisés en lugar de Israel. Esta es la maravillosa historia para la iglesia. Pero, quizás algunos se estén preguntando por un pasaje similar en Números 20. No es cierto, dirán algunos, que Moisés golpeó la peña de nuevo? Pues veamos el pasaje,

“1 Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada. 2 Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. 3 Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: !!Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! 4 ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? 5 ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber. 6 Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos. 7 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. 9 Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó. 10 Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: !!Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? 11 Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. 12 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado. 13 Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.”

Cuál fue la orden de Dios a Moisés en este pasaje? Dios le dice, “Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias ” (Números 20: 7). Porqué Dios no le ordenó a Moisés golpear la peña de la misma manera en que lo hizo en Exodo 17, si el pueblo de Dios estaba igualmente sediento? La respuesta es sencilla: La roca ya había sido golpeada. Una vez que la roca había sido golpeada, ya no era necesario golpearla de nuevo. Cristo sólo debía morir una sola vez por Su pueblo. Hebreos nos dice,

“que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.“Hebreos 7: 27

Eso es lo maravilloso de nuestro Redentor, en que una vez fuera necesario golpearlo, pero luego sólo requiere que se le hable para que nos provea de aguas vivas que refresquen nuestras almas. Moisés, no sólo desobedece la orden de Dios, sino que destruye esa tipología establecida por Dios, por lo cual es castigado con no entrar en la tierra prometida.

Cristo es, pues, nuestra roca, golpeada una sola vez para que nosotros recibiésemos aguas vivas espirituales. Glorifiquemos a Dios por este maravilloso hecho.

Por: Eduardo

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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