Los Sufrimientos del Cristiano

Por: John MacArthur
¡Creí que mis sufrimientos se acabarían en cuanto me hiciera cristiano!

La Palabra de Dios nos provee con dos razones por las cuales los hijos de Dios continúan enfrentando el sufrimiento después de la salvación.

Primero, aunque somos liberados del dominio del pecado, cristianos aun sufren las consecuencias del pecado. La realidad del sufrimiento perdure en un mundo teñido por el pecado. Aun creyentes experimentan dolor, enfermedad, envejecimiento, y muerte, y a veces somos victimas de los accidentes o hechos pecaminosos de otros. Esas cosas les pasan a todos, y todas tienen una conexión al pecado.

Pero hay una segunda razón por la cual creyentes sufren – creyentes son uno con Cristo. En esa unión, Dios nos dio el privilegio de participar en el mismo sufrimiento que toleró Jesús – sufrimiento por hacer lo bueno. Considere lo que dijo Pedro:

En la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado (1 Pedro 4:13-14; cp. Romanos 8:18).

Sufrir por la causa de justicia es parte de una vida normal de un cristiano. Lejos de remover el sufrimiento, nuestra salvación lo garantiza. De hecho, la Escritura dice que debemos esperar los problemas: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo” (1 Pedro 4:12).

Afortunadamente, con la promesa del sufrimiento, Dios nos promete Su presencia y una recompensa duradera. Y por esas bellas verdades, usted puede responder con esperanza – esa es un completo contraste a la perspectiva desesperante de un incrédulo.

Salmo 34:18 dice: “Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu”. Hebreos 3:5 le recuerda que Dios nunca lo dejará – “Nunca te dejare ni te desamparare” (cp. Mateo 28:20). Puede estar seguro que Dios siempre está cerca de usted en el sufrimiento más oscuro así como está en los días de mucha bendición.

El profeta Jeremías escribió, “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23)! La compasión de Dios nunca se agota o se envejece; es incesante y se renueva continuamente. No importa qué sufrimiento estés experimentando, esa verdad nunca cambia.

Primera Corintios 10:13 nos promete que “no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla”. Usted puede continuar porque Dios le ha prometido no darle más de lo que puede soportar. Él quiere que usted supere y no permitirá que usted enfrente cualquier tentación que lo aplastará bajo su peso.

Todos los creyentes son imperfectos y necesitan disciplina y entrenamiento de su Padre celestial. Dios fielmente provee a cada uno de sus hijos verdaderos con la clase de castigo que produce santidad. Hebreos 12:6 dice, “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. Esa verdad no es única al Nuevo Testamento – Deuteronomio 8:5 dice, “Por tanto, debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo”.

¿Cómo debes responder al castigo de Dios? Con agradecimiento y sumisión, reconociendo que tu amoroso Padre celestial esta obrando en ti. Resuelve a no despreciar o ser desanimado por esa obra (Hebreos 12:5). Dios está podando tu vida para hacerte más efectivo y fructífero. Jesús dijo, “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto” (Juan 15:2).

Dios conoce lo que necesitas y lo que puedes aguantar, y Él trae pruebas para probar tu fe y demostrarlo a todos los demás alrededor tuyo. Él por su gracia te ha escogido a ti para ser un ejemplo del poder de Su gracia: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). En un mundo sin esperanza, sin paz, que teme la muerte, y vive en completo vacío, tu perseverancia en medio de las pruebas es un testimonio que Dios esta activamente y gloriosamente haciendo una obra en ti.

Perseverando en medio de sufrimiento intenso provee un testimonio de una esperanza verdadera a un mundo sin esperanza. No importa la intensidad de la prueba que estés enfrentando, siempre tienes la esperanza del cielo animándote. Como uno que cree en Dios y confía en Su Palabra, estima la verdad que el sufrimiento y la muerte no son dignos de ser comparados a la maravillosa gloria de conocer a Cristo. Pablo afirma esto cuando él escribió: “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada” (Romanos 8:18).

Entonces, si estás en medio de una prueba, ora que tu condición espiritual sea gloriosamente evidente a todos a tu alrededor al mostrar verdadero gozo en ella (Santiago 1:2-4, 12).

By LeMS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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