¿Es Dios autor del Pecado?

Para aquellos que hacen a Dios autor del pecado, comparto con ustedes un comentario de la Segunda Confesión Helvética.

Debemos además tener mucho cuidado con una distorsión del Calvinismo que inevitablemente  llega a esta conclusión, ellos  han llegado a afirmar que: DIOS ES EL SOBERANO Y JUSTO AUTOR DEL PECADO, cuando las Escrituras y nuestras confesiones Reformadas niegan tajantemente tal hecho.

Debemos sujetarnos a la Sola Scriptura.

Dios no es el  causante del pecado y qué debe  entenderse por  «endurecimiento».

Además, condenamos el parecer de Florino y Blasto (contra los cuales ya escribió Ireneo), y el parecer de todos aquellos que pretenden poner a Dios como causante del pecado. Porque está escrito expresamente: «No eres un Dios que se complace en la impiedad... y aborreces a todos los malhechores...» (Salmo 5:5-7). Y en el Evangelio leemos: «Cuando el diablo habla mentiras, lo hace sacándolo de lo suyo propio; porque es un mentiroso y padre de la mentira» (juán 8:44).

Ya existe en nuestro interior bastante malandanza y bastante perversión para que Dios tenga que infundirnos todavía mayores imperfecciones. Pero si en las Escrituras se nos dice que Dios endurece el sentir del hombre, lo ciega y lo hace rebelde, hemos de entender que Dios obra justamente como juez y dueño de la ira. Finalmente, si en la Escritura se menciona que Dios realiza algo malo, aunque sólo aparentemente es así, esto no significa que el hombre no hace lo malo, sino que Dios lo consiente y, conforme a su juicio siempre recto, no lo impide..., aunque podría haberlo impedido si lo hubiese querido. Todo esto significa que Dios habría vuelto en bien lo que los hombres hicieron con maldad. Por ejemplo: Los pecados de los hermanos de José. Por otra parte se ve que Dios permite los pecados hasta el punto que le parece conveniente y no consiente que progresen. San Agustín dice en su «Manual»: De manera misteriosa e inexplicable nada acontece sin la voluntad de Dios, incluso lo que va en contra de su voluntad. Y es que no acontecería, si él no lo consintiese. Y, por lo tanto, al no oponerse a ello es que se realiza su voluntad. Y Dios, en su bondad, no asentiría a lo malo si no pudiera hacer de ello algo bueno. Hasta aquí habla Agustín.

Cuestiones  producto de la  curiosidad.

Las demás cuestiones: Si Dios quiso que Adán cayese o si Dios le condujo a caer o porqué Dios no impidió la caída, son cuestiones que consideramos producto de la curiosidad. Sin embargo, ya rebasa la pura curiosidad la insolencia de falsos doctrinarios o de hombres presuntuosos empeñados en explicar estas cuestiones valiéndose de la Palabra de Dios, cosa que de vez en cuando han intentado piadosos maestros de la Iglesia. Lo que con respecto a dichas cuestiones sabemos, es que Dios prohibió al hombre comer de «aquel fruto» y que Dios castigó la transgresión. Pero también sabemos que lo malo que acontece, no lo es si tenemos en cuenta la providencia divina, si miramos su voluntad y su poder, sin olvidar por eso a Satanás y nuestra propia voluntad que se opone a la de Dios.

bY LeMS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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