Por
Kenneth Gentry
Distribuido por
correo electrónico con fecha 2 de julio de 2013.
En
esta serie de estudios por correo electrónico, conocida como GTS (por sus siglas
en inglés), me estaré enfocando en el tema del hablar en lenguas como fenómeno
bíblico. Los cristianos bien informados saben que un avivamiento carismático -
ya de muchos años - se halla alrededor nuestro. El movimiento carismático es
tan vigoroso que se ha convertido en uno de los movimientos religiosos más
fenomenales de nuestro tiempo. Este movimiento también es multifacético pues
cuenta con una amplia variedad de experiencias carismáticas entre sus
adherentes incluyendo expresiones proféticas, sanidades milagrosas, el de "caer
en el Espíritu," la "risa santa," etc. Sin embargo, hablar en
lenguas (o glosolalía, como se le conoce técnicamente) es, ciertamente,
uno de los rasgos más distintivos del movimiento. En este breve estudio
investigaremos la información Escritural con respecto a tres temas
fundamentales que se relacionan con el hablar en lenguas:
(1)
La naturaleza de las lenguas,
(2)
el propósito (o función) de las lenguas, y
(3)
lo transitorio de las lenguas. Estos son asuntos cruciales para analizar y
evaluar el fenómeno moderno en términos del registro bíblico.
La Naturaleza de
las Lenguas
Al estudiar las lenguas bíblicas
debemos considerar su naturaleza en términos tanto de forma como de contenido.
La Forma de las
Lenguas en la Escritura
Básicamente se
usan dos posiciones estándar para explicar la forma bíblica del hablar en
lenguas. Una afirma que las lenguas fueron expresiones en estado de éxtasis.
Estas expresiones eran rapsódicas, incoherentes, exclamaciones espirituales de
oración y alabanza sin ninguna estructura formal o genealogía lingüística discernible.
Con frecuencia los partidarios de esta posición hablan de las lenguas como un
"lenguaje celestial." Esta posición prevalece casi universalmente en
los círculos carismáticos actuales.
La otra posición
sostiene que las lenguas fueron un don milagroso del Espíritu
Santo por el
cual los cristianos a quienes se les dotaba carismáticamente podían hablar en
idiomas humanos históricos y foráneos (extranjeros) que jamás habían aprendido.
De modo que, las lenguas fueron un fenómeno verdaderamente milagroso de
naturaleza excepcional. Que esas lenguas fueron idiomas extranjeros estructurados
y coherentes es evidente a partir del registro Escritural. Lo siguiente provee
evidencia indisputable en esta dirección.
Primero, la
evidencia del primer evento. La definitiva primera ocasión de las lenguas
tuvo, indiscutiblemente, la forma de idiomas extranjeros estructurados. En Hechos
2, la primera manifestación histórica de las lenguas, confirma su forma bíblica:
"Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada
uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo:
Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros
hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? ... les oímos hablar
en nuestras lenguas las maravillas de Dios." (Hechos 2:6-8, 11).
Esta primera
ocasión es definitoria de las lenguas bíblicas, pues esta es la misma
experiencia
profetizada por Dios a través del profeta Joel (Joel 2:28-32; Hechos
2:16-19) y por
el Señor Jesucristo (Hechos 1:5).
Segundo, la
evidencia de los episodios posteriores. Los eventos posteriores de hablar
en lenguas en el libro de los Hechos se conforman al patrón establecido en
Hechos 2. La
siguiente referencia directa a las lenguas se encuentra en Hechos
10:45-46. Cuando
el Señor abre los corazones de Cornelio y de quienes están en su casa a la
verdad del evangelio de Jesucristo, inmediatamente ejercen el don idéntico: "Y
los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos
de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios."
Cuando este evento es relatado a la Iglesia de Jerusalén, Pedro reporta que
"Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también,
como sobre nosotros al principio... Si Dios, pues, les concedió también el
mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo
que pudiese estorbar a Dios?" (Hechos 11:15, 17).
Note que Pedro
define cuidadosamente esta experiencia en términos del evento de Pentecostés.
Este es el "mismo don"; cae en la casa de Cornelio "como"
lo hace sobre Pedro y los 120 al principio. Está claro que las lenguas
originales de
Pentecostés
sirven como el paradigma para las manifestaciones posteriores.
Tercero, la evidencia de la terminología idéntica. Todas las
referencias al hablar en lenguas e la Escritura emplean la misma terminología
básica, indicando así identidad de forma. La palabra griega para
"lenguas" que ocurre en todos los ejemplos de hablar en lenguas es glossa.
La palabra griega para "hablar" en todos los ejemplos es laleo.
Puesto que las lenguas no son re-definidas en alguna otra parte, y dado que
todos los ejemplos emplean la misma terminología como en Hechos, y dado que se
establece un patrón obvio al principio de los Hechos, podemos concluir con
seguridad que la forma bíblica de las lenguas fue constante.
Las lenguas eran
idiomas humanos extranjeros hablados bajo un movimiento milagroso del Espíritu
Santo.
Cuarto, la evidencia de la analogía del lenguaje. Las lenguas de
Corinto son definidas en términos plenamente compatibles cn los episodios en
Hechos. En 1
Corintios
14:10-11, mientras habla del abuso de las lenguas en Corinto, Pablo escribe:
"Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos
carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero
para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí." Aquí debemos
notar, primero, que Pablo afirma expresamente que ningún idioma carece
de significado. Él está comparando las lenguas con los idiomas del mundo,
y reconoce que todos los idiomas tienen significado coherente.
Pero, segundo,
también observa que en Corinto el don de lenguas está siendo empleado de tal
manera que nadie que estuviese presente podía entender el idioma extranjero
particular que se hablaba. Que las lenguas aquí son idiomas extranjeros es
evidente en el hecho que Pablo compara la situación a una reunión entre dos extranjeros.
La palabra griega "bárbaro" (que Reina Valera 1960 traduce como "extranjero")
indica a uno que habla un idioma extranjero desconocido para la persona que
habla griego. Los extranjeros no balbucean de manera incoherente; hablan
idiomas estructurados - aún cuando aquel a quien le hablan no pueda entender
personalmente el idioma. Esta es precisamente la falla de los cristianos en Corinto:
están empleando su don de lenguas (idiomas) de manera indiscriminada, y de ese
modo, no están beneficiando a la congregación más de lo que lo haría un predicador
que les predicara un sermón en idioma extranjero.
Quinto, Pablo enuncia un principio bíblico que
niega la posibilidad de que las lenguas sean un frenesí rapsódico. En 1 Corintios
14:32 Pablo escribe que "los espíritus
de los profetas están sujetos a los profetas." Es decir, no está alineado
con el concepto bíblico de los dones espirituales el que uno pierda el
control de su ser psico-somático en un frenesí emocional. En lo que es
concedido divinamente el Señor lo entrega a la totalidad del hombre - al
aspecto racional lo mismo que al aspecto emocional del ser del hombre. Es sólo
en el paganismo que aquellos "dotados por los dioses" pierden el
control de ellos mismos cuando su racionalidad es anulada por una oleada de
poder demoníaco.
Por
consiguiente, la forma de las lenguas en la Escritura es la habilidad
concedida milagrosamente para hablar en idiomas humanos extranjeros previamente
desconocidos al hablante. Sin embargo, antes de pasar a otros asuntos voy a inspeccionar
varios textos destacados utilizados para respaldar la posición de expresiones
en condiciones de éxtasis.
En
mi próxima entrega de GTS, consideraré algunas objeciones a este entendimiento
de las lenguas bíblicas. El movimiento carismático se ha presentado con varios
pasajes que miran como contrapesos al análisis que he presentado anteriormente.
¡Permanezca en sintonía!
Traducción
de Donald Herrera Terán para www.contra-mundum.org
bY LeMS
Me parece muy interesante lo que acabas de exponer en términos del "hablar en lengua". Estoy también muy de acuerdo que en muchas iglesias el hablar el lengua se ha pasado un extremos muy inesperado, que en vez de convertirse en un don que edifique el cuerpo de Cristo, lleva a confusión a muchos. Pero lo importante es que NO POR ESO, deja de ser un don dado por Dios para la edificación ACTUAL del cuerpo de Cristo. Yo he conocido experiencias de hermanos que sin querer han estado hablando en lengua en la iglesia, y justo la visitaba una persona extranjera que entendió claramente el evangelio de Cristo en ese momento. Por lo que concluyo que los dones son actualmente MUY necesarios para la edificación del Cuerpo de Cristo, en Cristo. Lo menciono porque hay una corriente de hermanos que apoyan la Teología Reformada, pero que creen que todos los dones Cesaron. Creo claramente y con el respeto que tiene cada uno, es una postura que va hacia el otro extremo. Bendiciones¡¡¡¡¡
ResponderBorrarCorreo: arturovera23@gmail.com
Profesor Arturo Vera Matemática: gracias por su comentario, para ir aclarando las cosas, la postura de las Iglesias Reformadas en cuanto a algunos dones como el hablar en lenguas es el cesasionismos, esa es la postura es y a sido la posturas de las iglesias históricas.
ResponderBorrarPara ver nuestra posición ver la siguiente entrada:
http://inp-reformada.blogspot.mx/2010/08/cesaron-las-lenguas_16.html
Usted dice: Lo menciono porque hay una corriente de hermanos que apoyan la Teología Reformada, pero que creen que todos los dones Cesaron.
R= Error, el cesacionismo sostiene que alguno dones cesaron con el cierre del canon de las Escrituras, es decir, no todos los dones cesaron.
Espero pueda leer el artículo que le recomiendo para ir entendiendo las cosas
quedo a sus órdenes.
Saludos