Catesismo Menos de Westminster
Por Ezequiel Lango Umalla
Pregunta 2
Por Ezequiel Lango Umalla
Pregunta 2
¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos
cómo hemos de glorificarle y gozar de él?
R.-La Palabra de Dios que se contiene en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, es la única regla que ha dado Dios para enseñamos cómo hemos de glorificarle y gozar de él. Luc. 24:2-44; II Pedro 3:2, 15, 16; II Tim. 3:16, 17; Lucas 16:31; Gál. 1:8. 9.
Una vez
entendido cuál es el fin principal del hombre es cosa natural que el hombre
pregunte: ¿Cómo debo hacer para glorificar a Dios y para gozar de El? Existen
ciudadanos en todas las naciones de la tierra que dejan de cumplir las leyes de
su patria porque las desconocen: lo mismo pasaría con el ciudadano de la ciudad
celestial. El creyente en Cristo si no tuviera a la mano la manera de saber
cómo glorificar a Dios y cómo gozar de El. (Jeremías 10:23). El Supremo Dador
de todo bien nuestro amantísimo Padre Celestial que quiere que le glorifiquemos
y que gocemos de El nos ha entregado la regla necesaria para el objeto en su
Santa Palabra. Esta fue entregada poco a poco al mundo en un período de tiempo
aproximado de mil quinientos años, por medio de hombres escogidos e inspirados
por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21); y la Iglesia Presbiteriana reconoce esta
Santa Palabra de Dios como la única regla de fe, de práctica y de doctrina por
medio de la cual Dios nos enseña su santa voluntad. La Iglesia Romana reconoce
también la Biblia, pero admite junto con ella la tradición, que no es otra cosa
que enseñanza transmitida a través de los años por medio de la palabra hablada;
sin estar escrita esta naturalmente expuesta a errores, ya que han sido hombres
los que la han transmitido. La Biblia nos alerta sobre esto en Isaías 8:20.
El Señor
Jesús ocurrió siempre a las Escrituras para sus enseñanzas como una prueba de
que ellas son la única regla para el objeto. (Lucas 24:27. 34). Con ellas
mismas contestó triunfalmente a Satanás cuando éste tuvo el atrevimiento de
tentarlo. (Lucas 4:4. 8. 12). El Apóstol Pablo asegura a Timoteo que la
Escritura es útil para enseñar, reprender, corregir, y hacer al hombre
enteramente instruido para toda obra buena. (2 Timoteo 3: 15- 17). Y
dirigiéndose a los Gálatas da él entender que no hay otra regla sino la Biblia.
(Gálatas 1:8). El Salmista afirma que esta ley entregada a los hombres es
perfecta. (Salmo 19:7). Allí está pues la fuente inagotable de enseñanza y
dirección para la vida de todo aquel que ha entendido y se ha convencido de que
verdaderamente, su fin principal es glorificar a Dios y gozar de El. Por eso
debe el pueblo creyente desde que principia a tener contacto con el Evangelio
precioso de salvación por Jesucristo. Adiestrarse en el estudio de la Palabra
de Dios haciendo del Santo Libro la luz que ilumine el camino de su vida.
(Salmo 119:105:). Cuando el creyente, con espíritu sincero busca en la Biblia
ayuda, consejo, dirección para su vida, siempre los encuentra en abundancia y
saborea la Palabra de Dios como lo hacía el Rey David. (Salmo 119:103).
Leer
y meditar esta bendita Palabra, es un deber personal de cada creyente y en el
caso de los padres y madres de familia, este deber se hace más amplio, pues no
sólo la deben leer y meditar personalmente, sino también deben presentarla
constantemente a sus hijos. (Deut. 6:6-9). La mejor manera de cumplir con este
santo deber que tanta bendición trae a los hogares es el establecer en cada uno
el culto familiar en el cual reunidos todos los que forman la familia a la hora
que sea más conveniente, pero todos los días, sin faltar uno solo con espíritu
de devoción se lee y medita una porción de la Palabra de Dios, se le alaba con
algún canto, y se levanta hasta el trono de su divina gracia la oración
dirigida por el jefe de la familia o por cualquiera de sus miembros.
Permita el Señor
mi querido hermano que ames su Palabra, para que ella sea tu guía todos los
días de tu vida. Así tu pie no tropezará.
Soli Deo Gloria
bY LeMS
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