EL BAUTISMO DE INFANTES EN LOS PACTOS ANTIGUO Y NUEVO



Rev. Jim West
Traducido por Valentín Alpuche 

CAPÍTULO UNO

EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO

¿El bautismo simboliza lo que nosotros hacemos, o lo que Dios hace en nosotros? Si es la primera opción, entonces la discusión acerca de quién debe ser bautizado queda resuelta inmediatamente. El bautismo entonces simbolizaría “nuestra” respuesta al evangelio. Si nosotros somos los que actuamos primero, entonces el bautismo testificaría acerca de lo que nosotros realizamos para nosotros mismos. Esto se traduciría en la frase humanista ligeramente modificada: “Dios bautiza a los que se ayudan a sí mismos”, en vez de “Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos”. El bautismo representaría nuestra fuerza humana y nuestro poder humano en vez del Espíritu de Dios que nos bautiza. Si este simbolismo no-bíblico fuese verdad, lógicamente podríamos inclusive bautizarnos a nosotros mismos. 

Sin embargo, si el bautismo simboliza la obra de Dios en nosotros de tal manera que somos impelidos por Dios para venir a Dios, entonces es mucho más fácil de entender por qué los niños que son incapaces de profesar su fe en Cristo debido a su tierna edad, deben ser bautizados. Si Cristo pudo hacer que incluso las piedras hablaran, ciertamente Él puede hacer que los bebés sean Sus discípulos.
Al leer acerca de las numerosas descripciones del bautismo en la Biblia, nos llama fuertemente la atención la pasividad de las personas bautizadas. Por ejemplo, el apóstol Juan reporta: “Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan, (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos)” (Juan 4:12). La relevancia de esta descripción es que el énfasis recae sobre lo que Jesús mismo hace, no sobre la respuesta humana. Es Jesús quien hace discípulos; es Jesús quien bautiza. Nosotros somos los objetos pasivos. 

Esto significa que el bautismo no es testimonio de nuestra profesión de fe. La razón es que la fe es una gratificación, un don o regalo dispensado por un Dios soberano (Efesios 2:8-9; Hebreos 12:1-2; Filipenses 1:29). El foco primario entonces no es tanto la confesión del bautizado, sino el Bautizador—El que salva por fe y da la fe. Por ejemplo, 1 Corintios 1:3-17 enseña que no debe darse importancia al agente humano que bautiza. Considere cuán absurdo es que alguien decide bautizarse por sí mismo. ¿Por qué sería incorrecto que hiciera eso? La respuesta es que el simbolismo del bautismo sería inmensamente minimizado. Es Dios quien nos bautiza a nosotros, no nosotros mismos. Y la razón por qué Dios nos bautiza es porque Dios implanta la fe salvífica en nuestros corazones (Juan 6:44). En palabras de Geoffrey Bromiley:

“En contraste con la Cena del Señor, el bautismo es un acto en el cual el recipiente tiene un rol pasivo, no activo. Inclusive un convertido adulto no se bautiza como cuando toma, come o bebe. Él es bautizado. No hace algo por y para sí mismo. Más bien, algo se hace por, para y en él” (Children of Promise, p. 32). 

El foco del bautismo no es la fe como nuestra contribución, sino “la fe en el poder de Dios” (Colosenses 2:12). Es debido a que la salvación es por gracia solamente que el bautismo da testimonio de la actividad de Dios en nosotros. Esta es la fuerza de la asombrosa declaración de Pedro de que “el bautismo nos salva” (1 Pedro 3:21). Tal y como el diluvio proveyó una salvación temporal para Noé y su familia, también el bautismo (que es el anti-tipo) nos salva. Por supuesto, no es el lavamiento literal del agua, sino lo que el bautismo simboliza es lo que nos salva. 

El significado central del bautismo del Nuevo Testamento es “unión con Cristo”. El bautismo con agua da testimonio de nuestro ser incorporado o unido a Cristo. Esta definición expande el aforismo incompleto de que el bautismo es una mera “señal externa de un cambio interno”. Tanto Cristo como Pablo definieron el bautismo como unión con Dios el Padre por medio de la unión con Dios el Hijo. Cuando un pecador es bautizado, es bautizado “en/hacia/para” una relación personal. Ser discípulo de Jesús significa que hemos sido bautizados “en/hacia/para” Jesús. 

Hay un número de versículos que apoyan esta simple definición del bautismo. Por ejemplo, en la Gran Comisión, Cristo mandó a Su iglesia que bautizara a todas las naciones “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:20). Cuando somos bautizados “en” el nombre del Dios Trino, sostenemos una relación personal de discipulado con el Dios Trino. Tal vez es semejante a una mujer soltera que toma el apellido de su esposo como su apellido. Cuando está casada, ella sostiene una nueva relación con el hombre que ama. El bautismo, al igual que el matrimonio, magnifica la relación entre el Novio (Cristo) y Su novia (la Iglesia). 

El significado del bautismo de la “unión con Cristo” también es apoyado por Romanos 6:3-4, donde Pablo también usa la preposición “en”. Escribe: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados “en” Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”.
El bautismo significa unión con Cristo que murió, fue sepultado y resucitó. Da testimonio no de nuestra decisión autónoma, sino de la decisión soberana de Dios quien nos inunda con Su gracia y nos atrae a Sí mismo. 

Que Pablo no está hablando acerca del modo del bautismo en Romanos 6 debe ser obvio. La inmersión como un modo no pudo ser el tema de Pablo porque la muerte, sepultura y resurrección de Cristo no engrana con el simbolismo de la inmersión. Por ejemplo, la inmersión no puede simbolizar la crucifixión, ya que Pablo dice que los cristianos están identificados con la muerte de Cristo. La inmersión no puede simbolizar la sepultura porque Cristo fue sepultado horizontalmente en el sepulcro en vez de serlo perpendicularmente. La inmersión no puede simbolizar la resurrección, ya que el cuerpo de Cristo resucitó dejando el sudario intacto, acomodado, y enrollado. ¿Cómo puede un cuerpo que se levanta y que está sangrando simbolizar esto? Además, no hay ninguna prueba de que Cristo ascendiera verticalmente. Inclusive podemos declarar que Romanos 6 no está tanto describiendo el agua del bautismo, sino más bien nuestro bautismo espiritual en Cristo. Particularmente, Cristo fue sepultado y resucitado. Si los bautistas han definido el bautismo correctamente como inmersión, ¡entonces estamos perdidos! La razón es que la inmersión es puramente negativa. Si el “bautismo” significa ser sumergidos en la muerte de Cristo, somos los más miserables de todos los hombres. ¡No obstante eso es lo único que podría significar si su significado es restringido a la inmersión! Al contrario, la Biblia enseña que Cristo tuvo que ser sumergido (sepultado) y emergido (resucitado). La palabra “inmersión” describe solamente una mitad de la ecuación de la salvación y nos dejaría no sólo a nosotros, sino a Cristo mismo en la sepultura. 

Nuestro énfasis en la unión con Cristo no descuenta las facetas “multi-esplendorosas” del bautismo, las cuales incluyen el lavamiento del pecado por la sangre de Cristo y el derramamiento del Espíritu Santo (Hechos 1:5; 22:16). Sin embargo, el énfasis debe ser la unión con Cristo. Si argüimos que el bautismo es solamente una señal externa de un cambio interno, entonces ciertamente hemos perdido de vista el énfasis de la Biblia en la unión-con-Cristo. 

También debemos recordar que si el bautismo era primariamente una señal externa de un cambio interno, entonces Cristo se equivocó al bautizar a muchos, incluyendo a Judas Iscariote. Si se contra-argumenta que, después de todo, somos bautizados solamente por hombres falibles que cometen errores, entonces tenemos un problema para justificar el ministerio del verdadero Bautizador, Cristo, quien no solamente bautizaba a través de Sus discípulos, sino que daba instrucciones a quien debían ellos bautizar (Juan 4:1-2). 

Hay aún otra razón por qué el bautismo no es puramente “una señal externa de un cambio interno”. El bautismo es también un sello. Tal y como la circuncisión era una señal y un “sello” de la justicia de la fe de Abraham (Romanos 4:11), así también lo es el bautismo. El bautismo como un “sello” es extremadamente importante; ¡es más, una mitad de la ecuación bautismal lo conforma el sello! El significado del sello se ha perdido casi completamente en las iglesias bautistas, y en realidad casi no recibe la clase de atención que incluso es necesaria en las iglesias reformadas. En los días bíblicos, un “sello” autenticaba un documento decretado por un rey. Aseguraba al receptor que el documento era auténtico. De este modo, el mensaje contenido en el documento era leído y recibido con seguridad. De la misma manera, el bautismo es un sello. Certifica que somos el pueblo del pacto de Dios en Cristo, tal y como Abraham fue sellado con “la justicia de la fe”. “El bautismo es un señal y un sello de unión con Cristo”. No es primariamente “una señal externa de un cambio interno”. Porque el bautismo tenía la intención de ser solamente para el pueblo del pacto de Dios, podemos definir el bautismo como “una señal externa y un sello de la unión de pacto con Cristo”. 

También tiene que decirse que el bautismo es un “medio de gracia”. La razón es que Cristo bautiza por medio del ministro (Juan 3:22; 4:1-2). A quien Jesús bautiza, también lo bendice. El bautismo es eficaz, no por ningún poder mágico en el agua, sino por la Persona que bautiza. Tal y como la gracia soberana de Cristo puede ser conferida cuando se predica el Evangelio, así también puede ser conferida eficazmente en el bautismo. Esto es cierto tanto para los adultos y los niños.
Debe ser fácil de entender por qué los niños pueden ser bautizados, especialmente los infantes. Si la salvación es por la gracia soberana de Dios, y si la semilla infante de los creyentes tiene un estatus idéntico o inclusive superior del que ellos tenían en el Antiguo Pacto, ¿por qué no deben ser bautizados? 

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Qué nos dice Gálatas 3:27 acerca del significado del bautismo en agua? (Por favor tome nota de la preposición).

2. Analice 1 Corintios 10:1-2 y determine el significado del bautismo de Israel. ¿Cómo podía ser posible para toda una nación ser bautizada en un mero hombre? ¿Quién realizó el bautismo?

3. ¿Cómo Jesús puede bautizar más discípulos cuando Él no bautizaba literalmente? (Juan 4:1-2). ¿Qué nos dice esto acerca de la persona que en verdad bautiza cuando los ministros de Dios bautizan?

4. En el siglo 19, Johann Gerhard Oncken era un luterano nominal (de nombre solamente) que fue convertido mientras oía un sermón en Londres sobre Romanos 8:1. Después se mudó a Hamburgo donde llegó a ser un predicador. Se comunicaba por cartas con Robert Haldane y por la influencia de éste, Oncken se hizo bautista. Sin embargo, Oncken no pudo encontrar a un ministro en Alemania que estuviera de acuerdo en bautizarlo. Haldane le aconsejó que él mismo se bautizara. ¿Fue éste un buen consejo?

5. John Gerstner fue invitado a predicar en una iglesia presbiteriana local. Cuando llegó, los ancianos le informaron que habría bautismo de infantes ese día. Gerstner estuvo de acuerdo en realizar todo el servicio. Después un anciano le explicó una antigua costumbre de la iglesia. Se le pidió a Gerstner que presentara una rosa blanca a los padres de cada infante antes de que fuesen bautizados. El anciano explicó: “Presentamos la rosa blanca como un símbolo de la inocencia del niño delante de Dios”. Gerstner respondió: “Ya veo. Y, ¿qué simboliza el agua?” ¿Qué enseña esta ilustración?

6. El artículo 15 de la Confesión Belga declara que nuestro pecado original no es “del todo abolido o completamente erradicado ni siquiera por el bautismo”. ¿Esta declaración adscribe demasiado poder al bautismo? O, ¿es una reacción saludable en contra de los Anabaptistas (y Bautistas) quienes restan importancia o niegan la obra de Cristo de impartir gracia cuando Él bautiza? ¿Es el bautismo de la Biblia un bautismo sin poder?

7. Somos bautizados porque nosotros damos el primer paso para venir a Cristo. Verdadero/Falso.

8. Ya que el bautismo es una señal externa de un cambio interno, podemos saber quién han cambiado internamente. Verdadero/Falso.

9. Romanos 6 claramente enseña el modo del bautismo cristiano. Verdadero/Falso.

10. Un niño que es muy joven para profesar una fe sincera en Cristo no debe ser bautizado. Verdadero/Falso.

11. Cuando la Escritura dice que somos bautizados en el nombre de Cristo, significa solamente que somos bautizados por la autoridad de Cristo. Verdadero/Falso.

12. Una persona puede bautizarse a sí misma si no hay ningún ministro disponible para bautizar. Verdadero/Falso.

13. Jesús pudo haberse bautizado legítimamente con agua (Use Lucas 12:50). Verdadero/Falso.

14. Mateo 3:14 enseña que Juan no estaba bautizado porque no se podía bautizar él mismo. Verdadero/Falso.

15. Una definición completa del bautismo es que es una señal de la unión de pacto con Jesucristo. Verdadero/Falso.

16. Si no hay agua disponible, sería legítimo bautizar con arena. Verdadero/Falso.


Soli Deo Gloria 
bY LeMDS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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