R. B KUIPER
LIBRO: EL CUERPO
GLORIOSO DE CRISTO
PAG. 167-168
La pequeña mente humana a menudo insiste que el evangelio
debería decirnos que, después de todo, todos los hombres serán sal vos. "Eso", dice, " sería buenas
nuevas". Y no pocos han torcido la
Sagrada Escritura para lograr que ella enseñe tal cosa. Hoy en día somos testigos de un poderoso resurgimiento en varias
iglesias de la antigua herejía de la salvación universal. Pero la
innegable enseñanza de la Palabra de Dios es que solamente los
elegidos de Dios entrarán en la ciudad de Dios.
Sin embargo, que ninguno vaya a pensar que la Palabra de
Dios contiene buenas nuevas solamente para los elegidos. La misma Biblia que
enseña la elección contiene también abundancia de buenas nuevas para cada
pecador. Una de las paradojas sorprendentes en la Sagrada Escritura es que el
mismo Dios, quien desde
la eternidad eligió un limitado número
de hombres para la vida eterna, con perfecta sinceridad invita a participar en
la vida eterna a todos aquellos a quienes llega el evangelio. Ningún teólogo jamás
ha tenido éxito al tratar de armonizar los elementos de esta paradoja
ante el tribunal de la razón humana. Pero, los más grandes teólogos han
aceptado humildemente ambas cosas como la pura verdad de Dios.
Juan 3: 16 y Romanos 5:6, 8 no fueron escritos sólo para los
elegidos. La Escritura nos habla del amor universal de Dios que se muestra, no sólo en los dones de la lluvia y el
sol para los malos y buenos, para los injustos y justos, sino que también se
muestra en el sincero ofrecimiento de salvación a todo aquel que oye el
evangelio. Jurando por sí mismo, Dios dice: "Vivo yo, dice Jehová el Señor,
que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino y
viva" (Ez. 33: 11). Y el apóstol Pedro nos asegura que el Señor no quiere
"que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2
P. 3:9).
A la luz de estos pasajes de la Sagrada Escritura, los más
grandes maestros y predicadores de la iglesia cristiana han proclamado las
buenas nuevas de la salvación, que a Dios no sólo le agrada salvar a todos los
que se arrepienten y creen en él, sino que también le agrada que se
arrepientan
y crean y así se salven todos a quienes llegue el evangelio. Comentando sobre Ezequiel 33:11, Calvino dijo: "No hay cosa que Dios desee
más ardientemente que eso, que todos los que están pereciendo y precipitándose
hacia la destrucción vuelvan al camino de la seguridad". Los Cánones de
Dort que son una formulación precisa hecha por las iglesias reformada de Europa de los así llamados cinco puntos del calvinismo,
insisten: Cuantos son llamados por el evangelio, son llamados con toda seriedad.
Porque Dios ha declarado sincera y verdaderamente en su Palabra lo que le será
agradable a él: a saber, que todos los llamados acuden
a él (Capítulos III y IV, Artículo 8). Herman Bavink, aquel
príncipe
de los teólogos holandeses, dijo que el
llamamiento el
evangelio "es para todos sin excepción, y
una prueba del infinito amor de Dios" (Gerejormeende Dogmatiek Vol.
IV, pág. 7).
Eso, también,
es un aspecto significativo del
evangelio glorioso, la proclamación del cual es la gloriosa tarea de la
iglesia. Dios mismo encargó esta tarea a su iglesia cuando dijo: "Súbete
sobre un monte
alto, anunciadora de Sion; levanta
fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; dí a las
ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!" (ls. 40:9).
Soli Deo Gloria
bY LeMDS
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