LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA

Por R. B. Kuiper
Libro: El Cuerpo Glorioso de Cristo

SU RESPONSABILIDAD PARA CON LOS DE ADENTRO

Hace algún tiempo la esposa de un pastor dijo a los oídos del que escribe que en su opinión la única tarea de la iglesia es predicar el evangelio a los que están fuera del rebaño. Hay denominaciones completas, algunas de ellas bastante grandes, que tienen un impresionante programa misionero pero hacen poco menos que nada para la edificación en la fe de sus propios miembros.

Este punto de vista de la iglesia es no sólo muy desproporcionado, sino decididamente pernicioso. Por lo menos subyacen dos serios errores. Este punto de vista no considera a los hijos del pacto, quienes son miembros de la iglesia visible y que fuera de toda duda están en la necesidad de ser alimentados espiritualmente. Una fase Importante de esta alimentación sería el indoctrinamiento por la iglesia. Y pierde la vista de la verdad significativa que la salvación no es únicamente una experiencia instantánea sino que también en un proceso continuo. Es muy cierto que una persona que ha nacido de nuevo es salva y perseverará hasta el fin de su vida terrenal; pero también es cierto que toda persona salva está aún en la necesidad de salvación y lo estará hasta que exhale el postrer suspiro. La santificación, que es un aspecto muy importante en la salvación, es muchas veces un proceso tedioso que se completará solamente al tiempo de la muerte. Por lo tanto la iglesia debe proclamar la verdad de Dios a sus miembros con todo celo, porque a través de ella Dios suele santificar a los suyos (Jn. 17:17).

El que quisiera evangelizar a los de afuera de la iglesia mientras descuida la edificación de los que están adentro de la iglesia es semejante al padre de familia que, movido por una gran compasión, se esfuerza por alimentar a los desnutridos hijos de su vecino, pero que descuida de hacerlo con los suyos propios, olvidando la seria advertencia del inspirado apóstol: "Porque si alguno no provee para los suyos, Y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Ti. 5:8).

Cambiando el símil, es como un general que lleva a su ejército a conquistar otras tierras pero que descuida de conservar fuerte el cuartel de operaciones en su propio territorio. El peligro es mucho más que imaginario, que después de muy poco el general ya no tendrá un ejercito. La Iglesia que descuida la enseñanza de la Palabra de Dios a sus miembros, pronto perderá su interés y amor para la obra misionera. según el patrón bíblico. Y la iglesia que deja de indoctrinar a su Juventud bien pronto no tendrá misioneros a quienes enviar. Con mayor seguridad no tendrá misioneros que proclamen el único y verdadero evangelio.

Soli Deo Gloria 
 bY LeMDS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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