Predicar Falsa Doctrina

Comentario de 1 de Timoteo Capitulo 1: 3 y 4
Por Juan Calvino


Para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina. Así, por inferencia, le exhorta a oponerse a los falsos maestros que corrompían la sana doctrina. En el requerimiento hecho a Timoteo, para que ocupara su lugar en Éfeso, debemos observar la santa ansiedad del Apóstol; porque mientras trabajaba tanto para establecer nuevas iglesias, no dejaba las anteriores destituidas de pastor. Y en verdad, como observa cierto antiguo escritor, "el conservar lo que se ha ganado no es menor virtud que hacer nuevas adquisiciones". El vocablo mandar denota poder; porque Pablo desea armarlo con el poder necesario para contener a otros.

Que no enseñen diferente doctrina. El vocablo griego que Pablo emplea (heterodidaskalein), es un vocablo compuesto, y puede traducirse por "enseñar diferente", o "según un método nuevo", o "enseñar una doctrina diferente". La traducción de Erasmo "seguir" (sectari), no me satisface, porque se puede entender como aplicable a los oidores. Mas Pablo alude a aquellos que por ambición se presentaban con una nueva doctrina.

Si leemos "enseñar diferente", el significado será más amplio; porque con esta expresión impedirá que Timoteo permita la introducción de nuevas formas de enseñanza que no estén de acuerdo con la verdadera y sana doctrina que él ha enseñado. Así, en la segunda epístola, recomienda hupotuposis, ("Él no recomienda a Timoteo simplemente que retenga su doctrina, sino que emplea una palabra que denota el verdadero modelo o un vivo retrato de ella."), es decir un retrato vivo de su doctrina (2 Timoteo 1:3). Porque, así como la verdad de Dios es una, así también hay sólo una manera sencilla de enseñarla, libre de falsos adornos, y que participa más de la majestad del Espíritu, que de la pompa y de la elocuencia humanas. Quien se aparta de ella, desfigura y corrompe la doctrina misma; por lo tanto, enseñar diferente debe relacionarse con la forma.

Si leemos "enseñar algo diferente", se relacionará con la materia. Sin embargo, es digno de observarse que damos el nombre de doctrina diferente, no sólo a aquella que está abiertamente en oposición a la sana doctrina del Evangelio, sino a todo lo que corrompe la sana doctrina mediante inventos nuevos o adquiridos, o la oscurece mediante especulaciones irreverentes. Porque todos los inventos de los hombres son otras tantas corrupciones del Evangelio; y aquellos que juegan con las Escrituras, como la gente impía acostumbra, haciendo del cristianismo un acto de ostentación, oscurecen el Evangelio. Su manera de enseñar, entonces es enteramente opuesta a la Palabra de Dios, y a aquella pureza de doctrina en la que Pablo amonesta a los efesios a seguir.

4. Ni presten atención a fábulas. En mi opinión, Pablo aplica el término "fábulas", no únicamente a falsedades inventadas, sino a bagatelas y tonterías que no tienen solidez; porque es posible que algo que no es falso, sí pueda ser fabuloso. En este sentido, Suetonio habla de la historia fabulosa, y Levy emplea la palabra fabulari, "relatar fábulas", como significando conversaciones inútiles y tontas. E indudablemente, la palabra muthos (que Pablo emplea aquí), es equivalente al vocablo griego finaría, es decir, "bagatelas". Además, al mencionar una clase por vía de ejemplo, ha despejado toda duda; porque las disputas acerca de genealogías son catalogadas por él entre las fábulas, y no porque todo lo que pueda decirse de ellas sea ficticio, sino porque es inútil e infructuoso.

Este pasaje, por lo tanto, puede explicarse en esta forma: "Que no presten atención a fábulas de ese carácter y descripción al cual pertenecen las genealogías". Y esa es realmente la historia fabulosa de que habla Suetonio, ("Y es en este sentido que Suetonio, en su vida de Tiberio, dice que el emperador se divertía mucho con la historia fabulosa."), la cual, aun entre los gramáticos, ha sido siempre justamente ridiculizada por las personas de sano juicio; porque era imposible no considerar como ridícula esa curiosidad que, descuidando el conocimiento útil, se pasó toda la vida investigando la genealogía de Aquiles y Ajax, y desperdició sus fuerzas en contar los hijos de Príamo. Si esto no puede tolerarse dentro del conocimiento pueril, en el cual existe lugar para aquello que proporciona placer, ¿cuánto más intolerable será dentro de la sabiduría celestial? ("Aquí vemos más claramente, que Pablo no sólo condenó en este pasaje las doctrinas que son del todo falsas, y que contienen algunas blasfemias, sino también todas aquellas especulaciones inútiles que sirven para desviar a los creyentes de la sencillez pura de nuestra Señor Jesucristo. Esto es lo que Pablo incluye dentro del término "fábulas"; porque para él significa, no únicamente falsedades deliberadas y manifiestas, sino también todo lo que no es de utilidad; y esto se implica en la palabra que emplea. ¿Qué es, entonces, lo que Pablo desecha en este pasaje? Todas las indagaciones curiosas, todas las especulaciones que únicamente sirven para inquietar y perturbar la mente, o en las cuales no hay nada sino espectáculo y exhibición, y tampoco promueven la salvación de aquellos que las escuchan. Esto tiene que recordarse cuidadosamente; porque después veremos que la razón por la que Pablo habla de ellas en esta forma es la de que la Palabra de Dios sea de provecho (2 Tim. 3:16). Todos los que no aplican la Palabra de Dios para beneficio y avance, son despreciadores y falsificadores de la buena doctrina." Fr. Ser.)

Y genealogías interminables. ("Aperantes significa propiamente interminables. Aquí hay también un sentido implícito de lo inútil, y yo pienso que, imprudentemente, algunos lo hacen el objeto principal." Bloomfield.) Las llama interminables, porque la vana curiosidad no tiene límite, sino que continuamente pasa de un laberinto a otro.

Que acarrean disputas. Pablo juzga la doctrina por el fruto, porque todo lo que no edifica debe ser rechazado, aunque no tenga otro defecto; y todo lo que no sirve sino para suscitar pleitos, debe ser doblemente condenado. Y tales son todas las cuestiones sutiles en las cuales los hombres ambiciosos ejercitan sus facultades. Recordemos, pues, que todas las doctrinas deben ser probadas por esta regla: aquellas que contribuyen a la edificación pueden ser aprobadas, y aquellas que dan motivos para disputas infructuosas pueden ser rechazadas por indignas de la Iglesia de Dios.

Si esta prueba se hubiera aplicado desde hace muchos siglos, aunque la religión estuviese plagada de muchos errores, al menos el arte diabólico de disputar, que ha obtenido la aprobación de la teología escolástica, no hubiera prevalecido en grado sumo como lo ha hecho. Pues ¿qué otra cosa tiene esa teología sino contiendas y vanas especulaciones, de las cuales no se puede sacar ningún provecho? En efecto, cuanto más versado esté un individuo en ella, más miserable debemos considerarlo.

Estoy enterado de las plausibles excusas con que pretenderán defenderla, pero jamás descubrirán que Pablo haya hablado en vano al condenar todo lo que sea de esta naturaleza.


bY LeMS

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“Cualquier hombre que piensa que es cristiano y que ha aceptado a Cristo para la justificación sin haberlo aceptado al mismo tiempo para la santificación, se halla miserablemente engañado en la experiencia misma”

Archibal A. Hodge

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