El caso de Tomas Muntzer

 

Tomado del Libro: Sola Scriptura: Carismatismo y Reforma Protestante

Prof. Carlos Cruz Moya

Tomas Muntzer fue monje agustino igual que Lutero. Al principio se unió a la Reforma pero posteriormente se separo de la misma, y como dice un autor, “El aspecto que alarmaba a Lutero era que según él – pretendía poseer inspiraciones directas  del Espíritu Santo.”

En su sermón ante los príncipes alemanes basándose en el capítulo de Daniel, Tomas Muntzer, pronuncio las siguientes palabras:  

“Simplemente porque el noble poder de Dios es tan lastimosamente profanado y deshonrado que la pobre gente ignorante es enseñada por escribas impíos con sus platicas, como ha dicho el profeta Miqueas 3 (5ss.) ese es ahora el carácter de todos los escribas salvo contadas excepciones. Enseñan y dicen que Dios ya no revela sus secretos divinos a sus queridos amigos, por medio de visiones verdaderas o de su palabra audible, etc. Y así permanecen en su actitud no probada por la experiencia…. y hacen objeto de burla a los hombres que se ocupan de la revelación como lo hicieron los impíos con Jeremías, cap. 20 (7ss.) ¡Oye! ¿Te ha hablado Dios en los últimos tiempos? O ¿Has interrogado últimamente a la boca de Dios y has celebrado consejo con él?”

Como observamos, era muy afín a los enemigos de la Reforma en particular en particular a los heréticos de la Reforma radical, estar aludiendo a revelaciones continuas del Espíritu Santo, mediante sueños, revelaciones o voz audible de Dios. Es interesante observar que los escribas a los que alude Muntzer son los teólogos protestantes que ya habían dejado en claro que la única revelación era la Escritura.

Para Muntzer y los “Profetas Celestiales”, como los llamaba Lutero, toda persona o teología que rechazará la revelación continua del Espíritu Santo era un impío. En ese mismo sermón establece reglas para aceptar e interpretar las visiones y sueños. 

A.     Todo hombre que quiera recibir revelaciones de Dios tiene que estar alejado de mundanalidad y sensualidad. En pocas palabras debe ser un santo, puro y sin mancha.

Notamos – Con estos requisitos Tomas Muntzer sigue alejándose de los principios básicos de la Reforma al insistir en meritos humanos para recibir dones de Dios.

B.     Estas visiones deben estar de acordes con la Biblia.

Notamos – Esta regla nos resulta muy curiosa por las siguientes razones: ¿a que Biblia se refería Muntzer? En este sermón no solamente cita los libros canónicos, sino también los libros llamados por el protestantismo como apócrifos. Otro detalle: ¿Qué interpretación de la Escritura aprobara la visión? ¿La del visionario? ¿La del líder del Visionario? ¿La congregación del visionario? Lamentablemente si la intención era darle solidez al “milagro” fue poco fructífero en su esfuerzo.  

C.     La tercera regla es que la persona elegida para recibir una visión tenía que estar segura que la misma no surgía de sus deseos humanos.

Notamos – En este caso entramos en un aspecto puramente subjetivo. Dudamos mucho que el “visionario” declare que su experiencia mistica sea de origen humano atrayendo hacia si la censura. Mucho menos en una época de tanta convulsión teológica.

Es interesante observar que la pobreza teológica y bíblica de las reglas de Muntzer no fue disuasivo para presentarlas en este sermón ante los príncipes alemanes. Al mismo tiempo en el sermón hay un ataque contra Lutero, en forma muy peculiar de la época, donde se señala: “No es, pues, un milagro que el hermano Cerdo Cebado, el Hermano Vida Regalada lo rechace…..”.

Con su ataque personal Muntzer nos muestra al mismo tiempo cual era el pensamiento del Reformador en cuanto a revelaciones y sueños enfatizando así la corriente teológica de la Reforma.

De la misma forma nos muestra que la vertiente anabaptista en cuestión, era abierta a toda clase de revelaciones nuevas de gran contenido sensacionalista y subjetiva. El sermón de Tomas Muntzer ante los príncipes es un documento de gran importancia para apreciar las posiciones de índole carismático de la Reforma Radical, incluyendo en el mismo hasta las reglas para juzgar las supuestas revelaciones.  

En este sermón vemos también un énfasis marcado en la experiencia como marco autoritativo para juzgar todo fenómeno carismático. Así lo señala Muntzer al declarar en ese sermón, atacando a aquellos que no aceptan los fenómenos carismáticos: “Y así permanecen en su actitud no aprobada por la experiencia….”.

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